Allan F. Vicente Tomáz

Estudiante de Arqueología

Introducción

 

Las profundidades subterráneas (cavernas o cuevas; términos empleados como sinónimos en este artículo) han sido utilizadas por la humanidad desde la prehistoria, evidencia de ello son los petroglifos, pinturas; arte rupestre en general. También objetos de uso cotidiano y sacro: puntas de flecha, incensarios, cerámica, instrumentos de caza, variados artefactos líticos.

 

La idea de un mundo subterráneo viciado y trastornado; espeluznante, habitado por dragones y demás criaturas sobrenaturales; que custodiaban tesoros inalcanzables: persiste hasta la Edad Media; época en la cual se extiende el sentido del miedo por lo desconocido con historias de brujería, duendes y otros seres diabólicos; muchos asociados a las cuevas. Si bien, esta visión se centra en las civilizaciones colonizadoras occidentales, las tradiciones culturales indígenas se vieron salpicadas en sus continuidades por este tipo de postulados, elementos que son expuestos primordialmente en la oralidad. Sin embargo, es posible estimar que dichas premisas involucran (porque se sigue considerando en la cotidianidad); primordialmente a grupos que menguan de poco su interacción con los medios naturales (elementos faunísticos y vegetales, ríos y mares, astros, etc.); puesto que, numerosas civilizaciones y grupos culturales alrededor del mundo, mantuvieron o tienen, relación con los medios subterráneos.

 

Las cuevas Mayas

 

En Mesoamérica, numerosas cuevas están impregnadas con temas de mitología, de seres y deidades (Heyden, 1989: 91). Por ejemplo, en la época prehispánica en Oaxaca, en la zona mixteca, cada pueblo tenía además del centro ceremonial ubicado dentro de la ciudad, lugares sacros dentro de las cuevas. Con los aztecas, las pieles de los sacrificados desollados se guardaban en cavernas naturales o artificiales, estableciendo nexos entre humanidad y seres sobrenaturales (ibíd.: 94). Las cuevas también fungieron como lugares para enterramientos, aunque también se realizaron actividades ceremoniales relacionadas con el nacimiento (ibíd.: 96). Estos medios no necesariamente simbolizan muerte, sino vida, continuidad y renacimiento. Dicha noción, guía a la asimilación de que las cuevas mayas constituyeron un mundo complejo en donde se desarrollaron actividades de variada índole. Desde la ocasional habitación, fungiendo como refugio transitorio; hasta su asociación con ideas complejas resultantes en ritos, ceremonias y manifestaciones artísticas. 

 

Sobre sus representaciones, usos y significados

 

Estableciendo una muestra aleatoria para este tema, se considera, entre otras, la Cueva de Naj Tunich, cavidad ubicada 30 km aproximadamente al sureste de Poptún en Petén, Guatemala. Esta cueva fue utilizada periódicamente por los Mayas desde tiempos prehispánicos, hasta la actualidad.

 

Posee mucha riqueza material y cultural. Hacia finales de la década de 1980 se registraron siete tumbas de mampostería. Se localizaron alcobas, las cuales estaban restringidas para pocas personas debido al escaso espacio, en su interior se halló cerámica, navajas de obsidiana y fragmentos de joyería. También se localizaron señales de quema y mazorcas (Brady y Villagrán, 1991: 179-182). Otro rasgo significativo son las pinturas rupestres, entre las cuales se aprecian 35 textos jeroglíficos, 18 caras o cabezas humanas, y 44 figuras humanas (Stone, 1991: 187).

 

Es probable que en el Protoclásico (100-250 d.C.) el uso e importancia de la cueva fuese sobre todo ceremonial y se halla relacionado con el balcón de la entrada de la cueva. Ahora bien, en relación con los ritos en las alcobas, se refleja una clara preferencia por espacios restrictivos; lo que Brady y Villagrán (ibíd.: 184) llaman “rituales privados”, los que por falta de espacio involucraron a una o pocas personas. Hacia el Clásico Temprano (250-600 d.C.); es posible que existiese un cambio de concepciones asociadas a lo ritual y ceremonial, derivado de ello, los grupos que la frecuentaban ya no lo hacían con regularidad. En este punto es importante recalcar, que muchas de estas visiones grupales no son únicamente resultados de nociones mágico-religiosas, sino que incluso; se ven asociadas a eventos políticos, históricos, surgimiento de figuras heroicas, descontentos comunitarios, etc. Más adelante, en el Clásico Tardío el sitio es utilizado como lugar de entierros, en este periodo se dibujan gran parte de las inscripciones en las paredes, hacia el 700 d. C. aproximadamente (ibíd.: 182-183).

 

            Las variadas representaciones gráficas de la cueva de Naj Tunich, esquematizan: fechas, escritura, personajes que podrían representar ancestros, seres, figuras humanas realizando rituales, escenas homosexuales, figuras humanas masturbándose (imágenes 1a y 1b). Al respecto, L. Mott (1997: 127-128) cita a varios “Cronistas de Indias”, que señalan las actividades homosexuales realizadas en la zona Maya, estas referencias se justifican con otras fuentes históricas y arqueológicas. Al parecer, las actividades homosexuales eran comunes para la época prehispánica, sin embargo, esto podría referirse a la población común, incluso a la élite, pero con restricciones para líderes o guías de cualquier especialidad. Para justificarlo, se plantea el siguiente caso: en el México Antiguo, se formularon numerosos relatos de oposiciones entre deidades: Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, por ejemplo. Estos se utilizaron para explicar sucesos históricos, caídas de “reinos” o mandatos. Verbigracia, en los Anales de Cuautitlán se describe que el representante de Tollan (lugar de la mitología mesoamericana); Quetzalcóatl, se emborracha junto a su hermana; dejando de lado sus deberes políticos-religiosos. Al día siguiente, ambos se sientes culpables, pero no solo a causa de los efectos del licor y de olvidar sus obligaciones, sino que se sugiere un caso de incesto. En relatos narrados por el historiador Alva Ixtlixóchitl, en donde Topiltzin funge como la figura historizada de Quetzalcóatl. Se cuenta lo siguiente: Papantzin, “un descendiente de la casa real” tuvo amoríos ilícitos con una mujer de nombre Quetzalxóchitl, quien engendró un hijo llamado Topiltzin. Ante esta situación, representantes y mandatarios de Tollan, escandalizados por el acceso al poder de un hijo del adulterio, provocan su caída y destrucción. El mismo historiador en otro documento refiere que Papantzin y su hija Xóchitl arribaron a Tollan y ofrecieron pulque (licor de maguey) al gobernante Tecpancaltzin, este se enamora de Xóchitl y conciben a Meconetzin (Topiltzin) (Olivier 2000:110). Estos asuntos relacionados con la embriaguez y los parámetros sexuales, no se aplican solamente para el México antiguo, sino que existen discursos similares que insisten en las responsabilidades y cuidados para los soberanos de la zona Maya. “(...) la función sacerdotal de Quetzalcóatl aumenta la gravedad de su transgresión (...) la ruptura de la castidad era castigada con severidad. Los pecados de Topiltzin suscitaron una decadencia moral en todo el reino. (...) Estos acontecimientos forman parte de un esquema mítico que se repite cada vez que una era o un reino está a punto de desaparecer. La transgresión sexual del rey provoca catástrofes para su pueblo que alcanzan dimensiones cósmicas” (ibíd.: 111).

 

Desde la antigüedad, en ocasiones, la homosexualidad se ha expresado con intenciones rituales (cfr. D. Pacquiao y M. Carney “La cultura de la homosexualidadhttps://rua.ua.es/dspace/handle/10045/5088#vpreview). Estos escenarios fueron comunes en todo el mundo. La sociedad Maya prehispánica posiblemente recurrió a esta práctica en algún momento o en ocasiones específicas. Estos conceptos podrían resultar dicotómicos puesto que se ha planteado que la sexualidad recreacional no la debían practicar los líderes o dirigentes. Sin embargo, es probable que esto se refiera a la restricción en espacios públicos, mientras que en los espacios privados como las cuevas; se podría formular un esquema exclusivo en el que se contemplaran dichas acciones como elemento ritual, o bien, también podría representar un espacio en donde este valor normado fuese flexible; otorgándole licencia como práctica aficionada. Con ello es preciso considerar, que la noción de sacralidad que concebimos en la actualidad, no necesariamente se amarra con el ideario de los mayas de esa época.

 

La siguiente cueva denominada del Duende, se ubica dentro del sitio de Dos Pilas, en el municipio de Sayaxché, Petén. Esta cavidad se localiza al lado sureste del cerro y del complejo arquitectónico con la misma denominación. El cerro fue modificado para formar una base piramidal sobre la que se construyó un templo. La entrada de la cueva se localiza dentro de la plaza arquitectónica en el lado sureste del cerro, la cual tiene una gran abertura circular de 7 m de diámetro con un puente natural de piedra en el lado sureste. Esta cueva se conecta con el río El Duende. Lo que hace que la cavidad sea parte de un sistema de corrientes de agua que se extiende por más de 2 km de largo (Brady y Rodas, 1992:169).

 

Entre los objetos mencionados en el registro arqueológico, se cita material cerámico fechado entre el preclásico Medio (600 – 350 a.C.) y Clásico Tardío (600-900/1000 d.C.). También se localizó un cuenco, de donde se extrajo un texto jeroglífico en el que se menciona a un gobernante más temprano que el Gobernante I de Dos Pilas (imagen 2). También se registraron huesos humanos en el río Duende (Ibíd.: 170).

 

Durante los trabajos de campo realizados en 1990, se reportaron piedras trabajadas, por lo que al año siguiente se procedió a excavar con el objetivo de localizar arquitectura. Se logró determinar que las piedras estaban asociadas con arquitectura refinada. Sin embargo, la excavación concluyó sin exhibir vestigios arquitectónicos; sugiriendo que las piedras provenían del exterior. En el análisis se pudo observar que el volumen original de piedra era suficiente para tapar completamente la única entrada de la cueva. Esto indica, que las piedras fueron extraídas de estructuras arquitectónicas con el objetivo de cerrar la entrada en la época que Dos Pilas estuvo en peligro de ser conquistada, en el 760 DC aproximadamente (Ibíd.: 171).

 

Elementos de la dimensión paisajística como el río subterráneo, la cueva, el cerro; en conjunción: son considerados sagrados por la cultura Maya desde el pasado hasta la actualidad. Numerosos relatos de tradición oral se refieren a estos lugares como habitáculo del Señor del Cerro. Otros los señalan como lugares de riquezas, donde moran seres sobrenaturales que proveen favores siguiendo la lógica del trueque. Una inscripción jeroglífica maya de uso común conocida como el glifo “hueso golpeado” es leída por Stuart (en Brady, 2003: 143) como ch’en o “cueva” y sugiere una segunda forma natural (¿Cueva o cavidad manipulada?), la cual está fuertemente vinculada a la cosmología maya antigua, es decir que, para los mayas de ese momento, esa dimensión podría representar conexiones con su pretérito. En la cueva del Duende estas piezas convergen con las expresiones materiales; los huesos asociados al sacrificio, la memoria de un Gobernante en las manifestaciones artísticas. Los esfuerzos por preservar la memoria y el espacio sagrado, “habitáculo de ancestros y deidades” refieren la distinción de la cueva, posiblemente considerada núcleo de la ciudad. Razón por la cual, los residentes no dudaron en destruir la arquitectura con el objetivo de proteger la entrada (Brady y Rodas, op. cit., 172).

 

La cueva Bombil Pek ubicada en las cercanías del municipio de Chisec, Alta Verapaz, cuenta con distintas modificaciones arquitectónicas: muros, escalinatas, dos conjuntos calcáreos seleccionados y acumulados sobre el suelo en forma de U, pequeñas plataformas dispuestas debajo de las estalactitas; con el propósito de soportar ollas que recibían gotas de agua de las filtraciones estalactíticas (Carot, 1989: 20-25). Otro aspecto particular son los pasajes, entre los cuales destacan dos que son muy reducidos, de 0.50 m de diámetro por 1.5 y 2 m de longitud, conducen a grandes salas totalmente a oscuras; pueden cruzarse únicamente ejecutando un arrastre de tipo militar.

 

Otros elementos sobresalientes son los pictogramas pintados de negro, representan 2 monos, 2 felinos y un animal no identificable, estos se localizan en una de las paredes de las grandes salas de acceso restringido (ibíd.: 28). Por otra parte, entre los objetos materiales se cuentan variedad de fragmentos de cerámica dispersos en distintos puntos. Cerámica completa y más elaborada (ollas y cuencos) se localizó escondida o cercana a las pequeñas plataformas bajo las estalactitas (imagen 3a) (ibíd.: 26-27).

 

Los esfuerzos arquitectónicos de la cueva de Bombil Pek, dimensionan un complejo sagrado al cual accedían personas de alto rango espiritual. Los estrechos pasillos suponían un esfuerzo notable asociado con actividades rituales; entre las cuales destacó la obtención de Zuhuy ha, o “agua virgen”, la cual se obtenía de las gotas que caían de las estalactitas; en las ollas destinadas para ese fin. El agua adquirida se utilizaba para la elaboración de alimentos hieráticos y la bebida sagrada llamada balché; utilizados en ceremonias específicas (Ibíd.:25).

 

Por otra parte, las representaciones pictográficas de fauna local podrían corresponder a narraciones mitológicas (imagen 3b). El concepto de los monos se ha relacionado en algunos contextos con Hunbatz y Hunchouén, invocados como deidades por músicos, pintores y escultores (Krickeberg, 2012: 112). En tanto que, “el jaguar divinizado representa al sol en su viaje nocturno hacia el interior de la tierra” (Carot, op. cit., 30). Las cuevas en repetidas ocasiones han sido relacionadas con las travesías de Hunahpú e Xbalanqué, en su paso por Xibalbá y sus pruebas en distintos escenarios, como las casas o el juego de pelota.

 

 

Palabras finales

 

Las variadas actividades acontecidas en las cuevas del área Maya en Mesoamérica, establecieron una constante en la emisión de códigos culturales y sociales; individuo/sociedad-cueva. Estando presentes independientemente del fin, o de las connotaciones asociadas. Ya que los distintos grupos étnicos (por ejemplo, los pueblos Q’anjob’al y Q’eqchi), podrían haber otorgado significados que no hayan discrepado, pero con particularidades acomodadas a su propio ideario. En este apartado no se profundiza en rituales, ceremonias, seres o deidades, solo se les refiere parcialmente; puesto que se busca exponer un panorama amplio de las actividades y significados de las cuevas o cavernas; que si bien, hoy podrían resultar ajenas, en nuestro pasado ancestral, existió un medio de comunicación activo con lo natural, medio de comunicación que, en la actualidad, aún podemos recuperar.

 

Bibliografía

 

Brady, J. (2003). La Importancia de las cuevas artificiales para el entendimiento de los espacios sagrados en Mesoamérica en A. Breton, A. Monod y M. Ruz (Eds.), Espacios Mayas (1a ed., pp.143-160). Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos.

 

Brady, J. y Rodas, I. (1992). Hallazgos recientes y nuevas interpretaciones de la Cueva de El Duende, Petén en J.P. Laporte, H. Escobedo y J. Brady (Eds.), V Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1991 (pp.169-176). Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala. http://www.asociaciontikal.com/simposio-05-ano-1991/19-hallazgos-recientes-y-nuevas-interpretaciones-de-la-cueva-de-el-duende-peten-james-e-brady-e-irma-rodas-simposio-05-ano-1991/

 

Brady, J. y Villagrán, S. (1991). La arqueología de la cueva Naj Tunich: patrones de utilización ritual en J.P. Laporte, S. Villagrán, H. Escobedo, D. de González y J. Valdés (Eds.), II Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1988 (pp.179-186). Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Carot, P. (1989). Arqueología de las cuevas del Norte de Alta Verapaz. (Cuaderno de Estudio Guatemaltecos I). Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos.

Heyden, D. (1989). Aspectos mágico-religiosos de las cuevas en E. Vargas (Ed.), Las máscaras de la Cueva de Santa Ana Teloxtoc (1a ed., pp. 91-96). Instituto de Investigaciones Antropológicas. Universidad Nacional Autónoma de México.

Krickeberg, W. (2012). Mitos y leyendas de los Aztecas, Incas, Mayas y Muiscas (Decimotercera reimpresión). Fondo de Cultura Económica.

Mott, L. (1997). Etno-Historia de la homosexualidad en América Latina en Historia y Sociedad (Núm.4, pp. 123-144). Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín - Facultad de Ciencias Humanas y Económicas - Departamento de Historia. https://revistas.unal.edu.co/index.php/hisysoc/article/view/20304

Olivier, G. (2000). Entre transgresión y renacimiento. El papel de la ebriedad en los mitos del México antiguo en F. Navarrete y G. Olivier (Eds.), El héroe entre el mito y la historia (1a ed., pp. 101-122). Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos.

Stone, A. (1991). Las pinturas y petroglifos de Naj Tunich, Petén: Investigaciones recientes. En J.P. Laporte, S. Villagrán, H. Escobedo, D. de González y J. Valdés (Eds.), II Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1988 (pp.187-201). Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala. http://www.asociaciontikal.com/simposio-02-ano-1988/25-las-pinturas-y-petroglifos-de-naj-tunich-peten-investigaciones-recientes-andrea-stone-simposio-02-ano-1988/.

 

 

 

 

Imágenes 1a y 1b. representaciones en la Cueva de Naj Tunich. Adaptado de Las pinturas y petroglifos de Naj Tunich, Petén: Investigaciones recientes. (Fotografías), por A. Stone. 1991, Asociación Tikal (http://www.asociaciontikal.com/simposio-02-ano-1988/25-las-pinturas-y-petroglifos-de-naj-tunich-peten-investigaciones-recientes-andrea-stone-simposio-02-ano-1988/).

 

 

Imagen 2. Texto jeroglífico de un cuenco de Dos Pilas, en donde se menciona a un Gobernante antiguo. Adaptado de Hallazgos recientes y nuevas interpretaciones de la Cueva de El Duende, Petén. (Dibujo), por J. Brady e I. Rodas. 1992, Asociación Tikal (http://www.asociaciontikal.com/simposio-05-ano-1991/19-hallazgos-recientes-y-nuevas-interpretaciones-de-la-cueva-de-el-duende-peten-james-e-brady-e-irma-rodas-simposio-05-ano-1991/)

 

 

Imagen 3a. Ollas localizadas en la cueva de Bombil Pek. Imagen 3b. Representación de dos monos, dos felinos y un tercer animal no identificado. Adaptado de Arqueología de las cuevas del norte de Alta Verapaz (p. 27 y 28 respectivamente), por P. Carot. 1989, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Series Invitadas
Author: Series Invitadas
Artículos autores invitados.

Comentarios: