Occidente sobrepuso la fecha del nacimiento de Cristo a la antigua celebración del Solsticio de Invierno.
Carlos F. Rigalt
Estas son fechas propicias para entender por qué se dice que los antiguos mantenían una relación estrecha con el Universo y para acercarse a lo que la Navidad puede significar para los descendientes de los antiguos mayas.
Ciclos cósmicos
Los seres humanos han vivido miles de años en estrecho contacto con la naturaleza. Solamente durante los últimos siglos han construido ciudades y se han alejado de ella. En su esencia siguen respondiendo a esos ciclos, “llevan ese programa en sus genes”. (www.iniciados.org)
Imaginemos una tribu ancestral, en el norte de Europa, viviendo en chozas en medio del invierno. Han guardado los granos de los alimentos que cosecharon para alimentarse con ellos durante la época del estío. El sol se ha alejado. Hay frío y escasez. El ser humano observa que el sol retornará y la Naturaleza volverá a mostrar su abundancia y esplendor. Los pueblos alrededor del mundo empiezan a celebrar el Solsticio de Invierno.
Luces en los árboles
Las celebraciones del solsticio marcaban el renacimiento del Sol en la cultura romana y otras culturas antiguas. De ahí que estas fiestas se acompañaran con fuego. Se colocaban antorchas en los árboles para iluminar el camino de la celebración. Hoy, nosotros también tenemos celebraciones en diciembre, y algunas de estas tradiciones también prevalecen. Los árboles decorados se remontan a miles de años atrás, cuando las personas observaban el Solsticio Invernal.
Cuando el cristianismo comienza a propagarse en Europa, asimila estas fiestas solsticiales a sus propios ritos y símbolos. De allí que se fija la fecha del nacimiento de Jesús en el Solsticio de Invierno del Hemisferio Norte. Daniel Matul de la Liga Maya Guatemala, menciona: “fue en el siglo VIII, durante el Concilio de Nicea, que se autorizó el traslado de la fecha del nacimiento de Jesús del 6 de enero, al 25 de diciembre”. (la fecha de este concilio está errada, ya que este se realizó en el año 325 de nuestra era, seguramente es un error sin intención y es nota nuestra).
Desde el mundo de las sombras Aunque se observan, sobre todo en las áreas urbanas, tan perdidos como el resto de la gente dentro del “espíritu navideño”, según Matul, más de la mitad de la población maya que participa en las ceremonias de la religión católica y evangélica, sigue practicando su “tradición espiritual”. Sino, se pregunta, “¿quién consume la gran cantidad de candelas e incienso, que se vende en el país?”. Ciertamente no es a causa de la tradición católica, enfatiza. “Es a causa de la maya”.
La religión católica, ¿no abolió las creencias espirituales mayas antiguas con la Conquista y la Colonia?… Para nada. Los mayas actuales siguen celebrando el Solsticio de Invierno. “La importancia del 24 de diciembre se debe a que consideramos al Sol como una fuerza motriz del sistema planetario” dice Matul.
Las celebraciones mayas del Solsticio de Invierno empiezan en noviembre, añade. “El Sol -Hun Ajpú- y la Luna -Ixbalanqué- , comienzan a introducirse en el mundo de las sombras, bajan a la oscuridad: Xibalbá”. Estas finalizan con ceremonias el 21 y 22 de diciembre. El Sol empieza a “emerger victorioso”.
Resistencia maya
“La invasión de los españoles no causó una crisis profunda en los mayas como en los aztecas. Los primeros ofrecieron una resistencia política y religiosa muy fuerte”.
Matul lo confirma, existe un importante sector de la población indígena que expresa “la presencia clandestina de la espiritualidad maya” a través de las fiestas católicas. Cita, por ejemplo, la fiesta patronal de Chichicastenango, que empieza el 21 de diciembre. El día más importante es el 23, cuando los mayas celebran el “nacimiento del sol”.
Esa fecha fue “ajustada” por la Iglesia Católica en su santoral y en su lugar, la gente “celebra” el día de Santo Tomás. Pero, según dice, la gente sabe que debajo de la iglesia está el altar del Sol. No sería la primera vez que un templo católico se construye sobre el de una antigua deidad maya. Elaboraron el tamal. A decir de Daniel Matul, este sintetiza la unión cósmica entre la Naturaleza -el maíz- el ser humano -la carne- y el Universo, el Sol el “recado” que lleva en el centro. ¡Felices pascuas!
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